Siempre miro las manos
Posadas en el aire
Los dedos moviéndose ligeros
Y, en medio del dolor,
Descubro las manos estrangulando
El misterio de todo tu cuerpo ajeno
Miro como gitana
Las líneas del destino
Trazadas en tu mano izquierda
La vida te circula hasta mi uña
Y los dedos de mi pie derecho
Ni siquiera palpan una tarde de ayer
Gitana de la nada
Miro otra vez tus manos
Posadas en el aire
El punto alto de la cabeza
Me retrata la fortuna de no verte
Siempre miro las manos
Que atenazan el tronco del deseo
Y recojo las sombras
Posadas en el aire
De tus manos
Miro como gitana
El dorso de tu mano derecha
Y el destino
Molido de nervios y pausa
Me avisa
De golpe
El quiebre de la muñeca
Los pliegues de cada pulgar
Sin huellas
Miro de lejos
Las manos posadas
En el hombro de una puerta
Y recojo
Otra vez
La silueta de tus tendones
Debajo de todo mi pubis de ayer.
(carol murillo ruiz - ecuador)
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