las palabras



Las palabras hacen trampa

nunca creo en lo que nombran las palabras

las palabras del temblor, del desatino

las palabras que desvíen el destino

las palabras son sagradas, buen amigo

las palabras me hacen falta

me hacen falta cien millones de palabras

las palabras siempre se las lleva el viento

pero yo las necesito, somos dos viejos amantes

muy chiflados, muy astutos, desafiantes

son el arma con la que me das consuelo

el cuchillo que se hunde en mi pellejo

la apariencia siempre bien organizada

las palabras son traiciones de alto vuelo

Las palabras hacen trampa

nunca creo en lo que nombran las palabras

ahí se esconden muchos tontos importantes

pero no te creas en lo que te diga nadie

las palabras nos enseñan el coraje

las palabras me hacen trampa

nunca creo en lo que dicen tus palabras

las mías son iguales, siempre meten confusión

la tensión entre tus versos y el lenguaje

la tensión entre mis besos y tu amor

son el arma con la que te doy consuelo

el cuchillo que te hundo en el pellejo

la apariencia siempre bien organizada

las palabras son traiciones de alto vuelo

las palabras me hacen falta

me hacen falta cien millones de palabras

las palabras del temblor y del hastío

las palabras que desvíen mi destino

las palabras son sagradas como el vino

las palabras

no me creo lo que dicen

mis palabras son el centro del misterio

las palabras nos explican lo que nunca entenderemos

si fue cierto, fue mentira

o si al fin fue todo sueño

mis palabras

las palabras


(fito páez - argentina)

los amantes



quiénes los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos?
ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

ya están vestidos, ya se van por la calle.
y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.


(julio cortázar - argentina)

En la doliente soledad del domingo...



Aquí estoy,
desnuda,


sobre las sábanas solitarias
de esta cama donde te deseo.



Veo mi cuerpo,
liso y rosado en el espejo,


mi cuerpo
que fue ávido territorio de tus besos;


este cuerpo lleno de recuerdos


de tu desbordada pasión

sobre el que peleaste sudorosas batallas


en largas noches de quejidos

y risas
y ruidos de mis cuevas interiores.



Veo mis pechos


que acomodabas sonriendo
en la palma de tu mano,


que apretabas como pájaros pequeños


en tus jaulas de cinco barrotes,


mientras una flor se me encendía


y paraba su dura corola
contra tu carne dulce.



Veo mis piernas,
largas y lentas

conocedoras de tus caricias,


que giraban rápidas y nerviosas

sobre sus goznes


para abrirte el sendero de la perdición


hacia mi mismo centro,


y la suave vegetación del monte


donde urdiste sordos combates
coronados de gozo,


anunciados por descargas de fusilerías


y truenos primitivos.



Me veo y no me estoy viendo,


es un espejo de vos

el que se extiende doliente
sobre esta soledad de domingo,


un espejo rosado,


un molde hueco buscando su otro hemisferio.



Llueve copiosamente
sobre mi cara


y sólo pienso en tu lejano amor


mientras cobijo
con todas mis fuerzas,


la esperanza.

(gioconda belli - nicaragua)