doña soraida

No es gata, sin embargo, la han matado más de siete veces ya y sobrevive, ahora está a la espera de la muerte definitiva, aunque sobra decir que la muerte no la asusta y mucho menos la muerte clínica. De frente alta, piel morena y tersa, cabello rizo y recogido, mirada fija, respirada y profunda que sentencia a quien se atraviesa en su camino.
La primera vez que murió fue el mismo día que nació, quizá ese fue su error haber nacido, su madre no se ocupó siquiera de mirarla, mucho menos de recogerla entre sus brazos y amamantarla.. Quizá porque vislumbró en ella la simiente de la tragedia o porque se asustó al percibir en esa pequeña criatura que se deslizaba entre sus piernas la voracidad de quien le hace frente a la vida. Creció como nació, sola, recia, serena, con la certeza de quien sabe que no existe escondite posible ante la vida.
Desde pequeña fue firme en sus decisiones, severa ante la maldad, irreverente ante la injusticia. Sin embargo, esto no fue suficiente para salvarla aquella mañana del sol inclemente, sol ecuatorial que parte la piel como navaja, sol que marcó la arruga de su frente tallada por el cincel sucio y vil que penetró por su vagina. Desde aquel día decidió que esa sería su única arruga, la única marca visible de su destino que se remarcaría una y otra vez a lo largo de su vida, como el día que nació su hijo debido a la fuerza con la que éste se aferró a sus entrañas, igual que el sentenciado aprieta su celda antes de acudir a la silla eléctrica, reviviendo la historia del que no debió nacer, del que no debió ser.
Jamás detuvo su marcha, ni siquiera cuando fue interceptada por la marcha de las botas que marcarían el compás de su destino, sin importar su procedencia o su tonalidad, en do mayor o sol menor, botas al fin. Banda sonora, estridente, preponte, asesina, preludio de una película de terror.
En la primera escena, durante su cautiverio, comprendió la miseria humana que consiste en desconocer la libertad que comporta ser y quererse a uno mismo como universo particular de la dimensión humana, en esa medida el atropello a los demás , el homicidio, la tortura, la opresión, no son más que una consecuencia lógica de esta terrible falta de comprensión. En segundo lugar, pese a que jamás estudió filosofía llegó a la conclusión que son las personas las que hacen las ideas y no las ideas a las personas, así ella cada noche antes de dormir tejía ideas que a veces tomaban forma de pasamontañas, para abrigar nuevas ideas, por supuesto, y no para cubrirse de éstas. En tercer lugar, descubrió que el tiempo es relativo, y las ventajas de esta relatividad, así por ejemplo, cuando ayudaba a curar a los heridos vivía en pasado, pues los cuidaba con la entrega y ternura con la que cuidaba a sus hijos, cuando comía vivía en futuro saboreando las comidas que comería cuando recuperaría su libertad, y el presente, el presente infinito lo encontraba en la belleza, en la contemplación del paisaje, al que incluso ahora, después de años acude cuando cree que la vida ha perdido sentido. Cierra los ojos y regresa al eterno presente de la hormiga que lleva alimento a su nido bajo la hoja del árbol de naranjo que se encuentra en medio del campamento ubicado en lo alto de la loma desde la que se puede ver la pequeña casa del llano en la que el campesino alimenta el fogón en el que se encuentra la olla en la que hierve el caldo que la mujer cocina mientras le canta una canción a su pequeño hijo, canción que el niño no escucha porque está distraído mirando la luz de unos ojos extraviados allá lejos, en lo alto de la loma.
Cuando salió del cautiverio descubrió sin embargo que no bastaba con comprender la dimensión de ser uno mismo, esto simplemente nos salva de ser miserables pero no nos salva de los miserables sobre todo cuando éstos no sólo llevan botas, sino que su marcha es la marcha fúnebre avalada por el poder y aplaudida con la resonancia sórdida de la ignorancia de la gente que festeja a su opresor con el que concreta su peor negociación: hipoteca libertad por seguridad, la seguridad que supone no hacerse responsable de sus principios, de sus actos, de su libertad, entonces la miseria es colectiva, se convierte en un mal crónico y el cautiverio es un estilo de vida.
Lleva sus manos tullidas por la lejía con la que intenta borrar las manchas de sangre que quedaron impregnadas en las camisetas de sus hijos por el impacto de la bala oficial, no busca motivos para sus muertes, sencillamente no existen. En ese momento fue tal su dolor que pensó en tejer pasamontañas, pero comprendió entonces que la bala de todo fusil, antes o después, aquí o en cualquier otro país, es siempre la misma, tiene el mismo trayecto, mata la misma vida. Por eso, a la media tarde, sentada en una esquina de su casa escondiendo su rostro tras la escalera y con la resolana bañando su pecho de madre, rodeada del olor de la comida servida y la vajilla recién lavada, sueña con descoser uniformes y resarcir vidas. Una gota de sudor brota de la arruga de su frente irrigando los recuerdos, porque pese que tuvo que abandonar su pueblo, su tierra, sus animales y su huerto, a que es la desplazada 1.238.756 para el gobierno nacional, ella sabe que los principios, los afectos y sobre todo la historia, la historia verdadera, no se desplaza jamás y es necesario regarla cada día para cultivar los sueños y arengar la vida.


(adriana jm, desde colombia - noviembre 2007)

los herederos

mira a los pobres de este mundo
admira
su infinita paciencia
con qué maestría
han rodeado todo
con cuánta fuerza
miden el despojo
con qué certeza
saben que estás perdido
que ya muy pronto
ellos sin pausa
heredarán la tierra

(jose emilio pacheco - méxico)


y...

Y ...
Y va naciendo
el pretexto para decir tu nombre
en la noche remojada,
tierna y húmeda
como la flor de grandes ojos abiertos
y pétalos palpitantes
en la que me envolví
en lo más profundo del sueño,
para dibujar tu nombre
en todos los rincones
donde he vivido y viviré
hasta que me lleve el viento,
como semilla,
a dar flor a tierras desconocidas
y me encarne quizás en la niña
que oirá historias
en las tardes iguales de Nicaragua
con el olor a tierra naciendo,
urdiendo en sus entrañas
la vida verde del trópico lujurioso
como yo, como vos,
como las hojas en que nos envolvimos
cuando nos arrojaron del paraíso.




(gioconda belli - nicaragua)

del que hacer con estos poemas

Pienso que juntaré mis poemas,
agarrados como una fila de huracanes
y haré un libro desafiante y bello para vos.
Un libro donde estaremos felices
o ariscos como gatos discutiendo,
un libro que flote en el tiempo de tu tiempo
y que podas enseñar a tus nietos
y decirles:
"Miren como me amó esta mujer",
con orgullo de macho idolatrado.



(gioconda belli - nicaragua)

agua viva (fragmento)

Hoje de tarde nos encontraremos. E não te falarei sequer nisso que escrevo e que contém o que sou e que te dou de presente sem que o leias. Nunca lerás o que escrevo. E quando eu tiver anotado o meu segredo de ser – jogarei fora como se fosse ao mar. Escrevo-te porque não chegas a aceitar o que sou. Quando destruir minhas anotações de instantes, voltarei para o meu nada de onde tirei um tudo? Tenho que pagar o preço. O preço de quem tem um passado que só se renova com paixão no estranho presente. Quando penso no que já vivi me parece que fui deixando meus corpos pelos caminhos.

(clarice lispector - brasil)