estúpido no soy


Australia no tiene países limítrofes, creo. O si los tiene, están bastante escondidos. Hay uno, por ejemplo, que nunca aparece. Y los demás por lo general tampoco. Hay que tener mucha intuición, para detectados. Yo nunca pude. Sonia sí. Ella sabe, de eso. Aunque para otras cosas es bien tronca. De carpintería, por ejemplo, no entiende nada. Es incapaz de cepillar una tabla. Perdió varios empleos, por eso. Y no pudo pagar la cuota del televisor. Se lo sacaron. Ella forcejeó, pero se lo sacaron. Eran cuatro, y ella no tenía a nadie de su parte. Solo a Susana, pero Susana apenas tiene un ano, no es rival para cuatro tipos que están acostumbrados a subir pianos por escalera. A uno le hizo frente, pero lo único que logró fue que el tipo le pellizcara el cachete. Le dolió por varios días . Quiso que le pusieran una curita. No conseguían. Tuvieron que salir a comprar. La farmacia estaba cerrada. Me fïjé cuál estaba de turno, y quedaba bastante lejos. Espere un ómnibus largo rato, y no pasaba. Pare un taxi. En la mitad del camino el tipo pinchó. Hacía frío, y me dio pereza ayudarlo a cambiar el neumático. Él se enojó. No quiso seguir el viaje. Fui caminando a la comisaría más cercana y lo denuncié. Había anotado el número del taxi. El agente que me recibió me hizo firmar una declaración. Era la cuarta vez que firmaba papeles, ese día. Había firmado en una inmobiliaria, porque le salí de garantía a un amigo. Después firmé un conforme, y también el libro de quejas de la oficina donde había firmado el conforme. Y también firmé en el velorio de otro amigo, que era ese día. Después nos fuimos a un bar, a tomar algo y a charlar sobre la muerte, y todas esas cosas. Sobre la reencarnación no llegamos a hablar. Pero él me dijo que su madre se llamaba Encarnación, y que él, si alguna vez tenía una hija, de nombre le iba a poner Reencarnación. Me pareció excelente. Yo tengo una tía que se llama Aurora, y si llego a tener una sobrina, le voy a poner Crepúsculo. Es lo menos que puedo hacer. Ella haría otro tanto por mí, estoy seguro. Por la familia es capaz de cualquier cosa. Una vez que le hablaron mal del padre, saco el facón y nunca más lo volvió a guardar. Se oxidó, con el tiempo. Fue una lástima, era de acero bueno. Creo que era sueco. Pero lo había comprado acá, en uno de esos locales que venden decomisos de aduana. Ahora está tratando de conseguir otro, pero la marca se le borró y no se acuerda cuál era. Siempre tuvo mala memoria para los nombres. Ni el mío, se acuerda. Por eso cuando me llama por teléfono se queda callada, no dice nada. Pero yo sé que es ella, la reconozco por la respiración. Tiene una especie de bronquitis crónica. De chica no se la pudieron curar, y ahora menos. Cada tanto se va a hacer nebulizaciones. Pero no le sirve de nada, porque cuando sale de ahí siempre se va a tomar un helado. Lo pide de sambayón, en general. Pero si alguien la ve no pide sambayón, pide de crema, o de limón. Porque le da vergüenza, pedir sambayón. No sé por qué. Es muy pacata, ella, y eso que se crió en los bajos fondos. Vivía en la zona del puerto, y siempre se llevaba algún marinero coreano para la pieza, en verano. En invierno se llevaba dos. Eso no sé por qué, tampoco. Ella nunca te lo va a decir, es muy callada. Y yo no soy de preguntar mucho, tampoco. Por lo general me quedo así, pensando, a ver si por mis propios medios puedo llegar a alguna conclusión. Yo creo que voy a poder. Estúpido no soy.
Leo Maslíah, publicado en Brecha, Uruguay, 19 de mayo de 1995

cadena

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Leo Maslíah Carta a un escritor latinoamericano y otros insultos. Buenos Aires, Ed. de la Flor, 2000.

TUNGURAHUA




El volcán ecuatoriano Tungurahua continúa expulsando gases, lava y material incandescente y amenaza con seguir haciéndolo según los expertos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, encargados de vigilar la evolución del volcán. Las exhalaciones de gases no se han detenido desde el pasado viernes cuando el volcán generó una gran explosión, la más fuerte desde que comenzó su actual proceso eruptivo en 1999.
El director del Instituto Geofísico, Hugo Yépez, ha indicado que anoche y esta madrugada pudieron observarse grandes bocanadas de gases y ceniza procedentes del volcán, y se escucharon fuertes detonaciones. Según ha explicado Yépez, dichas explosiones han generado "flujos piroclásticos", que son el material incandescente que baja por los flancos de la montaña, especialmente por el sector suroccidental del cráter. Ese material ha asolado varias zonas agrícolas vecinas a la montaña, ha afectado algunos pueblos y ha obligado a la evacuación de unas mil familias de la región, sobre todo las que se han visto directamente afectadas por las avalanchas de material magmático.
El drama y el riesgo de otra erupción crecen

Caminar por las localidades afectadas por la erupción del volcán Tungurahua es como pasar por pueblos fantasma del viejo oeste. Todo está cubierto por ceniza y cascajo volcánicos. Los colores de la vegetación están perdidos bajo el gris del material piroclástico, las fachadas de las humildes viviendas son también grises y muchos techos están caídos.

999 palabras


Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona

UNO Ya está, ya lo decidí hoy es el día, que llamen al fotógrafo, ya estoy listo y de buen humor y me siento bien y que me traigan un ejemplar del suplemento y mi conjunto Adidas y en una voy a salir sosteniendo el periódico y en otra con el mentón apoyado en un puño y en otras dos hablando por teléfono y listo y qué sorpresa se van a llevar por allá y por más allá también...
DOS Una imagen dice más que mil palabras, pero tratándose de las fotos de alguien acostumbrado a pronunciar discursos de cientos de miles de palabras, la verdad que esta, en apariencia, no dice gran cosa. Digo “en apariencia” porque –al aplicar mis poderes de Sherlock Holmes, los mismos que apliqué en su momento a la peliculita esa del asesinato de JFK o a aquella otra donde se ve el cochecito de bebé, pero no a Suri Cruise– esta foto acaba “diciendo” muchas cosas, casi confesándolas. Veamos, miremos: en todas las fotos, el sujeto C. aparece vistiendo un conjunto gimnástico con los colores blanco, rojo y azul de la bandera de su país. En dos fotos, C. aparece con el auricular de un teléfono en la mano. En otra se ve a C. casi sonriendo, el mentón apoyado en un puño. La cuarta foto es la más interesante de todas –la que más “dice”– porque en ella C. sostiene un ejemplar del suplemento especial del diario que responde al nombre de Granma del sábado pasado conmemorando sus ocho décadas de vida. Pero, atención: lo que en realidad tiene en sus dos manos C. no es un ejemplar del suplemento. Es tan solo una prueba, impresa a una sola tinta. La grapa que se observa claramente y sin posibilidad de equívoco en la esquina superior izquierda lo delata. Esto indicaría que las fotos no se tomaron el sábado, ya que cabe pensar que, desde la madrugada de ese día, se podría contar con el suplemento impreso y no hubiese hecho falta sacar una copia de impresión. Así, mi diagnóstico es que las imágenes se hicieron el viernes o antes. Seguiré investigando el tema, pero ahora los dejo porque mi mamá me llamó para tomar la leche y después tengo que hacer los deberes para el colegio y resolver unas fracciones y alguien me puede explicar para qué cuernos me van a servir a mí las fracciones si lo que yo quiero ser cuando sea grande es, elemental, mi querido...
TRES Meses atrás, en Ciudad de México, fui a ver una exposición sobre esa famosa e icónica foto del Che Guevara que le había tomado un fotógrafo llamado Korda. La exposición trataba del modo en que esa foto –como un virus gráfico– se las había arreglado a invadirlo absolutamente todo, fagocitando otras fotos, ascendiendo primero al inevitable y fácil símil jesucrístico para, enseguida, ser “homenajeada” por Madonna, por los Simpsons, por absolutamente todo y todos. Recuerdo que salí de la muestra mareado y volví a mi habitación de hotel y me fui a mojar la cara al baño y me vi en el espejo y entonces pegué un grito porque... porque... hasta esa mañana yo nunca había tenido barba. Casi medio año más tarde sigo gritando, pero el problema es que ahora me parezco más a Castro hablando por teléfono.
CUATRO Ayer me pasó algo muy pero muy raro. Sonó el teléfono a eso de las tres de la mañana. Y ya sabés el miedo que da un teléfono sonando a las tres de la mañana, sobre todo cuando estás lejos de tu país y la diferencia horaria y, de golpe, se te vienen encima los años y los kilómetros. Así que me desperté como si me hubieran dado una patada en la cabeza y, medio atontado pero del todo despierto, fui hasta el teléfono y levanté el tubo y escuché esa voz que no era de nadie conocido pero que sin embargo había escuchado tantas veces. “¿Hugo?”, preguntó la voz. Y yo le dije que sí, porque yo me llamo Hugo, pero estaba claro que yo no era el Hugo que esa voz pensaba. Aún así, la voz no escuchó mis explicaciones y seguía hablando y me dijo que tenían que tomarle unas fotos hablando por teléfono y que entonces que me llamaba a mí para que “tuvieran autenticidad”. Y yo le decía que no era ese Hugo, pero la voz seguía y seguía y me fui a dormir y, cuando me levanté al día siguiente, levanté el auricular y seguía hablando y me decía no sé qué de Eliancito...
CINCO Hoy me trajeron el periódico para que vea las fotos. Me dejaron un ejemplar del periódico sin hacer ningún comentario. Yo acababa de sacarme la cabeza de Mickey y me estaba por poner la de Donald. Porque ahora trabajo dos turnos. Me dijeron que si me porto bien y si no me bronceo de más, cuando sea un poco mayor me van a dejar ser Peter Pan. Y a mí me parece tan raro que yo tenga que crecer para poder hacer de alguien que no crece. Aunque más raro es esto de tener guardaespaldas y, al mismo tiempo, trabajar... Así es el capitalismo, me dicen. Y me advierten que no me queje porque peor la está pasando mi doble en La Habana, el chico que se hace pasar por mí pero que en realidad tiene cuarenta años y que es un espía de la CIA. Ya lo dije: todo es muy raro. ¿Que si extraño? No sé, me acuerdo de poco. A veces sueño que estoy otra vez en el mar, navegando sobre las olas, lejos de toda tierra, y me pregunto si no sería mejor seguir ahí, flotando, en ninguna parte.
SEIS Esta contratapa tiene exactamente 999 palabras. Una palabra menos que una imagen, pero exactamente la misma cantidad de palabras que dice esta foto. Falta una para llegar a las 1000 palabras. A ver quién la dice primero.


http://www.pagina12.com.ar/
Miércoles, 16 de Agosto de 2006

no te salves

No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si pese a todo
no puedes evitarlo

y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil al borde del camino
y te salvas

entonces no te quedes conmigo

(mario benedetti - uruguay)

Música popular chilena

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