Los nervios se me adhieren al barro, a las paredes, abrazan los ramajes, penetran en la tierra, se esparcen por el aire, hasta alcanzar el cielo. El mármol, los caballos tienen mis propias venas. Cualquier dolor lastima mi carne, mi esqueleto. ¡Las veces que me he muerto al ver matar un toro!...
Si diviso una nube debo emprender el vuelo. Si una mujer se acuesta yo me acuesto con ella. Cuántas veces me he dicho: ¿Seré yo esa piedra?
Nunca sigo un cadáver sin quedarme a su lado. Cuando ponen un huevo, yo también cacareo. Basta que alguien me piense para ser un recuerdo.
Si diviso una nube debo emprender el vuelo. Si una mujer se acuesta yo me acuesto con ella. Cuántas veces me he dicho: ¿Seré yo esa piedra?
Nunca sigo un cadáver sin quedarme a su lado. Cuando ponen un huevo, yo también cacareo. Basta que alguien me piense para ser un recuerdo.
(oliverio girondo - argentina)
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